En la vida siempre tenemos que estar eligiendo entre diferentes opciones y muchas veces no sabemos qué es lo mejor para nosotros. Es entonces cuando el miedo y la ansiedad pueden hacer acto de presencia. ¿Y si escoges una alternativa y era mejor la otra? ¿Te arrepentirás dentro de un tiempo de la elección que has hecho hoy? Este tipo de miedos son perfectamente normales, pero podemos reducir su influencia sobre nosotros si sabemos cómo tomar decisiones.
Si vas a las rebajas y tienes que escoger entre dos camisetas, seguramente no tardes más de uno o dos minutos en decidirte por una de ellas. Pero la cosa cambia a la hora de comprar una casa: si has visto dos inmuebles que te gustan, puedes tardar un tiempo en sopesar los pros y los contras de cada vivienda.
Cuanto más importante es esa decisión que tenemos que tomar, cuanto más puede influir en nuestro futuro, más nos va a costar tomarla. ¿Te gustaría reducir tu tiempo de toma de decisiones? ¿Conseguir que el proceso sea algo más sencillo? Pues vamos a ver cómo hacerlo.
¿Por qué es difícil tomar decisiones?
Al abordar el estudio de cómo tomar decisiones importantes te das cuenta enseguida de que la verdadera razón es que cada vez que escoges una cosa estás renunciando a otra. Acabando así de un plumazo con una de tus posibilidades.
Por ejemplo, imagina que estás trabajando en algo que no tiene nada que ver con tu formación y tienes un empleo que no te hace demasiado feliz. Se te presenta entonces la oportunidad de irte a otro país a trabajar de lo tuyo. ¿Qué harías? Seguramente dudar mucho.
Porque, aunque tu situación actual no sea del todo buena, si permaneces en ella tienes la seguridad de tener un trabajo y de estar rodeado de tus seres queridos. En cambio, si te marchas, las cosas podrían salir mal. Incluso aunque salieran bien, estarías solo en un país desconocido.
Al tomar tu decisión, o bien renuncias a la seguridad de lo que tienes, o bien eliminas de la ecuación la posibilidad de tener una vida nueva que podría llenarte más a nivel profesional.
El miedo a decidir siempre está ahí. Es algo por lo que pasamos todos. Pero debemos intentar superarlo y aceptar que en cuanto hagamos nuestra elección habremos perdido el resto de oportunidades que se abrían ante nosotros.
No tomar decisiones, también es un riesgo
Dado que elegir no siempre es fácil, hay quien prefiere no complicarse la vida y dejar el tiempo pasar. Quizá esperando que las musas le digan qué es lo que tiene que hacer. Pero esto no es nada positivo.
La indecisión muchas veces no es otra cosa que procrastinación. En realidad, no nos da miedo el hecho de tener que decidir sino la cantidad de cosas que van a implicar la decisión que vamos a tomar.
Lo que ocurre es que si procrastinamos en la toma de decisiones, al final podemos perder nuestra oportunidad. Y hay trenes que solo pasan una vez en la vida.
Piensa de nuevo en el ejemplo anterior. Si tardas mucho tiempo en darle una respuesta a la empresa que te ha ofrecido el puesto y al final resulta que le dices que “sí”, es posible que esta se haya cansado de esperar y la vacante ya no esté disponible.
Elegir la estrategia para tomar decisiones
Si lo piensas bien, cuando se trata de cómo tomar decisiones, nunca lo hacemos igual. Unas veces elegimos una cosa u otra por puro impulso, sin pensarlo demasiado. En otras ocasiones nos dejamos llevar por nuestra intuición y confiamos en que sea acertada.
Ciertas cosas preferimos consultarlas con nuestro entorno más cercano y obtener su opinión, aunque en otros casos directamente dejamos la decisión en manos de un tercero.
Y también tenemos la opción de sopesar muy bien las diferentes opciones que se presentan ante nosotros y valorar los pros y los contras con la finalidad de escoger de la forma más objetiva posible.
Ahora bien, ¿cómo elegir la estrategia que vamos a seguir para tomar decisiones? Depende mucho de la persona. Lo que yo te aconsejo personalmente es que para las decisiones realmente importantes mezcles algunas de ellas.
Sopesa bien las alternativas, consulta con tu círculo más cercano, e incluso con especialistas en la materia si fuera necesario. Si después de todo este proceso sigues sin tenerlo claro, deja que sea tu intuición la que te guíe.
Cómo tomar decisiones: un proceso en varios pasos
Cuando se trata de cómo tomar una decisión, es importante asumir el proceso como un todo que, a su vez, debemos dividir en varias partes. Afrontando cada una poco a poco, y por separado, nos resultará más sencillo hacer nuestra elección.
#1 Identificar el tema
Antes de encontrar la opción que más nos conviene, vamos a tener que hacer un proceso de análisis y de búsqueda de información. Pero nada de eso será posible si primero no identificamos bien cuál es el tema sobre el que debemos decidir.
Una vez que tienes claro el problema o situación que se te plantea y las diferentes opciones que tienes a tu disposición, puedes pasar al siguiente paso.
#2 Informarse
La incertidumbre es uno de los mayores obstáculos que existen a la hora de tomar decisiones. El hecho de no saber qué pasará si escogemos una opción en lugar de otra, puede hacer que caigamos en la indecisión y nos bloqueemos.
Esa incertidumbre siempre va a estar ahí, pero informarte te ayudará a despejar ciertas dudas y hará que te sientas más seguro con respecto a determinados temas. Así, poco a poco, tu balanza se irá inclinando hacia una de tus posibilidades de elección.
En el ejemplo que te ponía antes de irte a trabajar al extranjero, si buscas información sobre lo que es vivir y trabajar en ese país, sobre comunidades de emigrantes españoles que te puedan servir de apoyo, sobre la empresa que te quiere contratar, etc., seguro que parte del miedo a la incertidumbre desaparece.
#3 Identificar opciones
Con frecuencia nos parece que ante un dilema solo podemos elegir entre A o B, pero no es así. Si lo piensas bien, seguro que aparecen muchas opciones intermedias que también podrían resultar interesantes.
De hecho, cuanta más información hayas recopilado en el paso anterior, más posibilidades existen de que se te ocurran otras alternativas. Tenlas en cuenta de cara al siguiente paso.
#4 Proyectarse en el futuro de cada opción
Ahora que tienes todas las opciones ante ti, viene una de las partes más creativas del proceso de toma de decisiones. Tienes que centrarte en cada una de esas alternativas e imaginar cómo sería tu vida si las escogieras.
Con lo que te tienes que quedar es con cómo te sientes en cada opción. Este pequeño ejercicio de imaginación te ayudará a descartar inmediatamente algunas posibilidades y te situará un poco más cerca de limitar las opciones solo a dos o tres.
#5 Decidir y actuar
El ejercicio anterior debe haber contribuido a aclararte más las ideas. Si todavía tienes dudas, vuelve a plantear ese juego de situación con las dos o tres alternativas con las que te hayas quedado.
Céntrate en cómo te sientes con cada una de ellas e intenta imaginar cómo podrían influir en tu futuro cada una de ellas.
Después de todo este trabajo de búsqueda de información, búsqueda de soluciones y limitación de las alternativas posibles, debería resultarte más sencillo tomar tu decisión.
Lo que te recomiendo es que una vez que te hayas decidido por una alternativa pases inmediatamente a la acción para poner tu elección en práctica. Si después de elegir le sigues dando vueltas al tema, quizá te convenzas a ti mismo de que te has equivocado.
Una vez tomada tu decisión es mejor que seas consecuente con la misma y te centres en el futuro. ¿Has decidido marcharte a trabajar al extranjero? Comunica tu decisión a la empresa y empieza cuanto antes los trámites para la mudanza. ¿Has decidido convertirte en un nómada digital? Empieza hoy mismo a buscar un nicho que pueda ser rentable para comenzar a trabajar en él.
Si pasas a la acción, tu mente se centra inmediatamente en lo que estás haciendo. Te deshaces de las dudas y de los posibles arrepentimientos.
Consejos que te ayudarán en la toma de decisiones
Ahora que ya sabes cómo tomar decisiones difíciles, es hora de conocer algunos consejos que pueden resultar de utilidad y harán que el proceso no sea tan complejo.
Ponte un límite de tiempo
Si postergas mucho una decisión, al final el tiempo se te echa encima y lo que acabas haciendo es elegir por impulso. Para hacerlo así, podrías tomar tu decisión de forma impulsiva en el momento en que te surge la duda y te ahorrarías el trabajo que hemos visto antes de búsqueda de información y demás.
Si te tomas tiempo para elegir entre diferentes opciones es para aprovechar este tiempo, no para dejarlo todo para última hora. Pero no puedes pasarte toda la vida rumiando sobre el mismo tema. Ponte una fecha límite.
¿Cuánto tiempo es el adecuado cuando se trata de cómo tomas decisiones acertadas? No te puedo dar una respuesta concreta. Depende mucho de si te han impuesto o no un plazo para dar tu respuesta y de la complejidad del tema.
Lo importante es que no te quedes atrapado en la parálisis por análisis, que te llevará a estar dándole vueltas y vueltas al mismo tema sin llegar a una solución. La mejor forma de que esto no ocurra es que te metas un poco de presión a ti mismo y te marques una fecha tope.
Cuidado con las emociones
¿Has oído hablar del afecto heurístico? Es un atajo mental que nos permite tomar decisiones e incluso resolver problemas de una forma rápida y eficiente. Un proceso que está claramente influenciado por las emociones y que, por tanto, da lugar a una respuesta emocional.
Imagina que te proponen saltar en paracaídas, pero tú tienes vértigo. En este caso se activan los mecanismos del miedo y tu respuesta será un “no” que podrás dar de forma casi inmediata. En este caso el afecto heurístico ha hecho de las suyas.
Esto nos demuestra que nuestras emociones influyen de forma directa en nuestras elecciones. Lo cual, no siempre es positivo. Porque podemos llegar a tomar decisiones en medio de un estallido emocional. Por ejemplo, dejar a tu pareja en el fragor de una discusión muy fuerte.
Lo que quiero decirte con todo esto es que, si ves que tus emociones están decidiendo por ti, date algo de tiempo. No decidas en ese momento, espera a calmarte un poco y entonces podrás analizar la situación de una forma más objetiva.
Ten en cuenta las consecuencias para otros y, sobre todo, para ti
Una decisión que implica un cambio importante te afecta tanto a ti como a tu círculo más cercano, y esto es algo que debes valorar. Sin embargo, muchas veces pensamos más en los demás que en nosotros mismos, y esto nos puede llegar a privar de ciertas experiencias.
Si por no alterar el ritmo de vida de los demás no tomas la decisión que verdaderamente querías tomar, esto te acabará pasando factura. Te arrepentirás y te lo reprocharás a ti mismo. De hecho, podrías acabar reprochándoles a los demás que tú no hiciste una determinada cosa por no causarles molestias.
Cuando se trata de cómo tomar decisiones que pueden afectar de manera importante a tu vida, tienes que pensar principalmente en ti. En este caso hay que ser un poco egoísta, pero sin perder tampoco de vista cómo influirá tu elección en tus seres queridos.
Al final lo que tienes que tratar de conseguir es un buen equilibrio entre hacer lo que tú verdaderamente quieres y que las consecuencias para los demás no sean demasiado negativas.
Despeja tu mente
Tomar una decisión importante puede ser tan estresante o más que otras situaciones que puedas experimentar en tu vida diaria. No es extraño que aparezcan síntomas de estrés y de ansiedad. Hay quien incluso sufre episodios de insomnio.
Todo esto es síntoma de que tu mente está más alterada de lo que debería, así que es hora de tomar distancia del problema. No se trata de que te quedes atrapado en el bucle de indecisión sino de que te tomes unos días para olvidarte de esa decisión que debes tomar.
Es más, si dejas descansar tu mente, puede que cuando vuelvas a reflexionar sobre el tema que te preocupa te acabes dando cuenta de que ya tienes la solución.
Cómo tomar decisiones sin agobiarse con “lo correcto”
Todos queremos saber cómo tomar decisiones acertadas pero, ¿sabes una cosa? En la mayoría de los casos, cuando surgen dudas, es porque las diferentes opciones que tenemos ante nosotros son buenas.
Si una opción fuera buena y otra mala, no nos costaría nada elegir. Todos nos lanzaríamos inmediatamente hacia la mejor alternativa. Así que a la hora de tomar tu decisión no te agobies con encontrar “la correcta”. Porque no hay ninguna opción mejor que otra. Al final, elijas lo que elijas, esa decisión puede llevarte tanto a cosas buenas como a cosas malas. De hecho, lo normal es que cada una de las decisiones que tomamos tenga consecuencias positivas y también negativas.
Evalúa tus decisiones a posteriori
Al pensar en cómo tomar decisiones tenemos muy en cuenta todo lo relativo al proceso que nos va a llevar a hacer nuestra elección, pero pocas veces somos conscientes de que deberíamos analizar el resultado.
Si después de mucho pensarlo has elegido la opción que te ha parecido más correcta, adelante con ella. Un tiempo después evalúa en qué situación te encuentras. Esto te ayudará a saber si realmente acertaste en su momento.
Incluso aunque llegues a la conclusión de que te has equivocado, no te castigues por ello. Todos nos equivocamos. Lo que tienes que hacer es sacar el máximo partido posible de la experiencia.
Si piensas bien en cómo ha sido todo el proceso hasta llegar a tu elección, seguramente compruebes que hay algunas cosas que no has hecho correctamente. Toma nota mental de ello y tenlo en cuenta en el futuro.
En la vida vamos a tener que tomar decisiones que nos parecen complicadas en muchas ocasiones, así que conviene que sepamos afrontar el proceso de la mejor forma posible. Si tras hacer una elección difícil analizas bien lo que te ha llevado a tomarla, puedes detectar pautas positivas y otras negativas. De cara al futuro, ten presentes esos pasos positivos que te han ayudado.
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Mis conclusiones
Hasta aquí este artículo sobre cómo tomar decisiones. Espero que te haya resultado de utilidad y te haya ayudado a salir de esa indecisión en la que has quedado sumergido cuando te has visto ante la necesidad de escoger entre dos o más opciones. Ahora solo queda que pongas en práctica estos consejos y tomes tu decisión lo antes posible. No tengas miedo, si te informas bien y lo piensas detenidamente, seguro que aciertas. Y, si no fuera así, ya sabes que no es el fin del mundo.
Fotos : Pixabay
4 comentarios en «Cómo tomar decisiones sin miedo»
En trading (sector al que me dedico de forma profesional) esto lo llamamos »psicotrading» buen artículo gracias!
Hola Francisco.
Gracias por tu comentario.
Saludos
Es interesante el contenido que me has compartido
Hola Rafael.
¡Me alegro que te haya gustado!
Saludos